Era muy agresivo
Definitivamente no había duda, lo que John tenía delante de sus ojos era un gran lobo gris, su pelo, sus orejas, la forma de su cola, así lo confirmaban. John era un experto en animales del bosque y cuando lo analizó bien, lo tuvo claro. Ahora, los nervios estaban más a flor de piel, no sabía cómo solucionar aquello, no podía matar al lobo y tenía que liberarlo de alguna forma si exponerse a que le atacara. Esto iba a ser algo muy difícil de hacer ya que el lobo no paraba de moverse y gruñir.
Pensando qué hacer
John se quedó un rato mirando al lobo de frente y pensando cómo hacer para liberarlo y que el lobo no le mordiera y llegó a la conclusión de que no podía hacerlo él solo. En ninguno de los posibles escenarios que se imaginaba, podría hacerlo sin ayuda. Así pues, llamó a un amigo que se encontraba realizando las mismas labores por el bosque pero en otra zona y le expuso la situación. Su amigo no dudó y corrió hasta donde estaba él para tratar de hacerlo juntos.