Se miraban el uno al otro
Esperando a su amigo, John se sentó en una piedra cercana, sin dejar de mirar al lobo que estaba cada vez más nervioso. El tiempo apremiaba y cuanto más nervioso estuviera el animal, más riesgo había de que pudiera atacarles cuando trataran de liberarlo de la trampa. Aún así, ni John dejaba de mirarle a los ojos pidiendole con la mirada que confiara en él, ni el lobo dejaba de mirarle diciéndole con la mirada lo mismo, o eso quería pensar John.
Trazando un plan
Era muy importante tener claro cómo iban a hacer las cosas puesto que cualquier mínimo fallo o cualquier mala decisión podría ser fatal para ellos. El lobo estaba muy nervioso y era muy agresivo y John debía imaginarse todas las posibles opciones que pudieran pasar y tener una solución para cada una de ellas. Finalmente, antes de que llegara su amigo, a John se le ocurrió una idea.